Por audiencias entendemos grupos de personas que comparten actitudes, creencias o expectativas frente a un tema. Por lo general, frente a cualquier causa de cambio social encontramos una audiencia simpatizante, una antagonista y una flexible.
Sin embargo, el paisaje sociocultural centroamericano frente a la educación sexual integral (ESI) desborda los marcos tradicionales. Los datos del Estudio de Audiencias frente a la Educación Sexual en Centroamérica, realizado por Sensata y Puentes en 2023, revelan una cartografía singular: mientras un 24% se identifica como claros Simpatizantes de la ESI, emerge una audiencia Flexible con tendencia conservadora (29%) que oscila entre la apertura y el recelo.
Pero la verdadera peculiaridad está en el espectro más conservador: aquí coexisten un grupo que denominamos Antagonistas Fundamentalistas (9%), opuestos radicalmente a la enseñanza de la ESI y todas sus implicaciones, y una mayoría paradójica —el 38% de la muestra— que hemos llamado Conservadores pro-ESI; una audiencia altamente entusiasta frente a la educación sexual, pero simultáneamente arraigada en prácticas y creencias patriarcales, revelando una contradicción que desafía las clasificaciones binarias.
A continuación presentamos una síntesis de las variables que más caracterizan a cada uno de estos grupos.
Aunque las tendencias se mantienen entre los distintos países de Centroamérica, hay diferencias que merecen ser destacadas. Mientras en Costa Rica la audiencia simpatizante es la más numerosa con un 32% de la muestra, en Honduras no supera el 15%. En Panamá se encuentra la proporción más grande de antagonistas fundamentalistas (19,7%), mientras que en El Salvador este grupo no supera el 7%. A continuación se observa una tabla detallada con la distribución de las audiencias.
Al analizar las diferencias clave entre las audiencias, emergen fracturas ideológicas profundas. La brecha más significativa entre Simpatizantes de la ESI y Conservadores Pro-ESI no radica en métodos de educación sexual, o en discusiones prácticas de ninguna índole, sino en valores como obediencia y/o autonomía. Mientras el 85% de los simpatizantes priorizan formar niños y niñas autónomos, apenas el 17% de los Conservadores Pro-ESI comparten esta visión, priorizando por el contrario la obediencia.
La segunda diferencia fundamental frente a la educación sexual está determinada por la creencia sobre la finalidad del sexo. Mientras que para el 78% de los simpatizantes, el sexo es principalmente para el disfrute en general, esta postura resulta marginal en los otros grupos: solo el 6% de los Antagonistas Fundamentalistas, el 15% de los Conservadores Pro-ESI y el 22.5% de los Flexibles conservadores lo sostienen. El consenso entre estos últimos tres grupos revela un paradigma incuestionado: la sexualidad aceptable es aquella confinada al matrimonio, como lo revela la identificación de la finalidad del sexo para el disfrute dentro del matrimonio.
La última diferencia que marca un abismo entre simpatizantes de antagonistas es la percepción de las personas expertas en educación sexual. Mientras el 81% de los simpatizantes consideran que Cuidar a los niños y niñas es: Recibir información sobre la sexualidad por parte de expertos en educación sexual, el 87% de los antagonistas fundamentalistas considera que por el contrario Cuidar a los niños y niñas es Recibir información sobre la sexualidad exclusivamente por parte de sus padres. El 63% de los conservadores ProESI comparte la noción de cuidado con fundamentalistas, mientras que la mitad más uno de los flexibles conservadores lo hace así (51%).